La guerra civil chadiana en Sudán
Parte I de II
Durante décadas, Chad a jugado un rol primordial en la inestabilidad de la región occidental de Darfur en Sudán. Lo sé porque crecí cerca de la ciudad de Kutum, Darfur Norte, conocí a los rebeldes chadianos que buscaban refugio allí y fui testito del desborde de la violencia de Chad mucho antes de que entrara en erupción la Guerra de Darfur y cambiara a mi comunidad para siempre.
Esta semana, fuerzas chadianas cruzaron la frontera con Sudán para atacar la Unión de Fuerzas de la Resistencia (UFR), un conjunto de grupos rebeldes chadianos que se refugia en Jabel Sandu, justo al sur de al-Geneina, Darfur. El Gobierno sudanés, al cual Chad ha acusado largamente de albergar a los rebeldes en Darfur, reclama que no responderá los ataques que el país vecino realice sobre estos grupos rebeldes ubicados allí.
Pero la confrontación desafía a la gente de mi región natal de Darfur a prepararse para la posibilidad de más inestabilidad, por no decir una guerra interestatal declarada en África Central.
Muchos de los zaghawas, salamats árabes, tamas y otros pueblos que viven a lo largo de la frontera pertenecen a comunidades nómades y de mercaderes que han cruzado de un lado al otro para comerciar con camellos o sorgo, para casarse o explorar. Estas actividades eran normales mucho antes de que existiera la frontera internacional. Sólo fue cuestión de tiempo que la violencia política también cruzara la línea.
La primera vez que oí hablar de rebelión fue a mediados de las décadas de 1970 y 1980, cuando los rebeldes chadianos cruzaron la frontera hacia Sudán buscando refugio en las afueras de Kutum, la segunda ciudad más grande de Darfur Norte.
Un año, cuando regresé de la Khartoum University al área de Froung (cerca de Kutum) para las vacaciones de verano, mi familia realizó una celebración. Como yo era uno de los cuatro estudiantes del área que en ese momento asistían a la universidad, mi regreso era a menudo motivo de grandes festejos. Esa mañana, un primo, que había ido a buscar nuestras cabras, vino corriendo a la aldea diciendo que había khawga (hombres blancos) en el valle.
Fui a investigar la situación y encontré a dos libios y dos darfuríes; habían dejado su camión en el valle e intentaban escapar de la muerte ocultándose de un grupo, cual fuera, que los perseguía. Cuando los cuatro hombres me vieron no estaban sorprendidos, simplemente pidieron instrucciones para salir del valle. Me dijeron que tenían algunos regalos para llevar a Awal, una pequeña montaña a 25 ó 30 millas de nuestra aldea. Aunque esto era inusual para mí, señalé el camino y me pasé años preguntándome qué estaban haciendo allí y qué significaba su presencia para nosotros.
Este era el momento en el que Libia había reclutado a varios miles de hombres de Darfur, para un movimiento islámico; los entrenaban, financiaba y equipaban para que lucharan contra el Gobierno chadiano. Libia había anexado Aozou, al norte de Chad en 1968. Entonces, Muhammar Gadaffi, el Presidente libio aceleró los esfuerzos de su país para ganar influencia en Chad, armando a un grupo de paramilitares para luchar contra el Gobierno de ese país. En 1979, Libia azotó Djamena, la capital de Chad, con su fuerza rebelde chadiana, conducida por Goukouni, y tomó el poder.
Durante los siguientes 8 años, una fuerza rebelde anti-libia liderada por Hissen Habré, la cual incluía líderes que serían prontamente bien conocidos, como Idriss Déby, Hassan Djamous, y Mahamat Nouri, consiguieron el apoyo de Francia, Sudán y Egipto para forzar a Libia y sus paramilitares a salir de Chad y la disputada región de Aouzou.
Cuando los cuatro hombres aparecieron en el valle cerca de la casa de mi familia, en las afueras de Kutum, estaban apoyando a Bin Omer en su lucha contra Habré. Con la cooperación de Sudán, Habré cruzó rápidamente la frontera para dar caza a los rebeldes respaldados por Libia hasta echarlos fuera de ambos países. Entocnes, lo que habíamos visto era a esos hombres huyendo para salvar sus vidas.
A comienzos de la década de 1990, cuando fui a ver a mi familia en Froung, me crucé con otro grupo de chadianos fuertemente armados, a sólo 35 millas de la ciudad. La milicia me preguntó quién era y hacia dónde iba. Para mi gran sorpresa, cuando dije mi nombre completo, los hombres me dieron la bienvenida calurosamente. Uno de los guardas de la unidad dijo: “Sabemos que va de camino, pero es mejor que vea a nuestro comandante, Musa”.
Cuando conocí a Musa, el comandante de la inteligencia chadiana que trabajaba para el grupo rebelde de Idriss Déby en Darfur, me encontré con que era un hombre muy agradable. Era difícil comunicarnos por su acento árabe. Mi lengua zaghawa no era adecuada en ese momento. De todos modos, pasé un momento muy agradable con Musa, mientras me contaba sobre la ambición y las quejas del gobierno de Hissene Habré. Las fuerzas de Musa estaban decididas a cambiar el gobierno en Chad.
En cuestión de meses, Idriss Déby, un zaghawa lider del Mouvement Patriotique du Salut o MPS (Patriotic Movement of Salvation) de Chad, se separaría de Habré, tomaría el poder y conduciría el Gobierno chadiano durante 18 años. Como zaghawa, cortaría relaciones con Jartum en cuanto a la guerra de Darfur, en la que Sudán respaldaba a las milicias árabes en su lucha contra los zaghawas y otras mayorías marginales negras africanas.
Durante el mes que estuve en casa en Kutum ese año, visité a menudo el campo de Musa. En ese momento, la región estaba en riesgo de violencia política. La gente estaba aterrorizada. El Gobierno de Sudán sabía que la fuerza rebelde chadiana que yo había conocido estaba refugiándose en Darfur. Muchos creían que Sudán los apoyaba, oponiéndose a Gobierno chadiano.
En Ramadan de 1991, las fuerzas de Musa planearon un ataque a Njamena. El Gobierno de Sudán había dado a los rebeldes fecha límite para dejar Darfur, no tenían otra opción más que aceptar la confrontación inevitable.
Temprano esa mañana, estaba visitando a mi tía en la aldea vecina cuando vi una nube de polvo que se movía pesadamente. En unos pocos minutos, un convoy de camiones, Land Cruiser y un gran número de soldados chadianos pasaron conduciendo hacia Ain Farah, donde los rebeldes chadianos de Musa estaban acampando. Esa tarde, algunas tropas chadianos volvieron corriendo desde el campamento rebelde a pie o montadas en unos pocos vehículos. Muchos habían sido asesinados en el ataque que tenía como objetivo erradicar a los rebeldes chadianos de Darfur. Se reportó que murieron siete civiles de las aldeas vecinas en la lucha. Otros huyeron a las montañas.
Mi abuela tenía más de 96 años. Tuvimos que ponerla sobre un burro y llevarla a un lugar seguro, a unas 12 millas de la aldea. Recuerde que cada vez que ella oía disparos siempre me decía: “Déjame. He visto mucho. No quiero que mueras. Tú todavía tienes mucho más que hacer y la familia depende de ti, así que corre y déjame”.
No había tiempo de hablar. Tenía que concentrarme en lo que estaba haciendo. Finalmente, conseguí llevarla hasta un grupo de gente que conocía. Cuando la familia se reunió, nos dimos cuenta de que faltaba mi hermano mayor. Las fuerzas del Gobierno chadiano habían azotado Darfur para perseguir las fuerzas rebeldes de Musa y habían capturado a una cantidad de civiles locales, incluyendo a mi hermano. Los soldados del Gobierno chadiano acusaron a los hombres jóvenes de apoyar a los rebeldes, pero estos hablaban fur y esto les salvó la vida. Después de cinco días, las fuerzas chadianas habían regresado para proteger Djamena de un nuevo ataque rebelde; pero se encontraron con que los rebeldes ya habían tomado el poder. Idriss Déby era ahora Presidente sudanés. Su única opción era liberar a los hombres jóvenes; mi hermano estaba libre.
Hoy, Chad ha sido acusado de apoyar a algunos movimientos rebeldes darfuríes refugiados en el norte de Chad que han ayudado a defender la capital chadiana, Djamena, contra el ataque rebelde en febrero de 2008. Por otro lado, las fuerzas del JEM [Movimiento por la Justicia y la Igualdad] lanzaron su propio ataque sobre la capital sudanesa, Jartum, en mayo de 2008.
Asimismo muchos observadores sospechan que Sudán continúa apoyando a los rebeldes chadianos, como la Union of Forces for Democracy and Development (UFDD) que ha encontrado gran refugio dentro de las áreas de Darfur controladas por los árabes, desde las cuales lanzó la invasión a Djamena en febrero de 2008.
Considerando la relación sustancial entre la guerra de Chad, para acabar con los rebeldes chadianos refugiados en Darfur, y la guerra de Sudán, para acabar con los rebeldes de Darfur refugiados en Chad, muchos expertos están sorprendidos de que la tensión no haya conducido a una guerra interestatal declarada. De todos modos, tanto el Chad de Déby como el Sudán de Omar al-Bashir, están dispersos militarmente y prefieren pelear con sus paramilitares, en lugar de arriesgarse a dar motivos para una intervención internacional en África central.
De acuerdo con los expertos progresistas con los que he trabajado, los mediadores que hablan de paz para Darfur sin incluir a Chad en las negociaciones no están acercándose al tema desde el ángulo adecuado. Imaginen que el Gobierno de Sudán firma un acuerdo con el principal grupo rebelde de Darfur, el JEM, y sus líderes se unen al gobierno en Sudán. ¿Qué pasaría con los rebeldes chadianos refugiados en Darfur?
¿Cómo percibiría Chad un acuerdo de paz con sus aliados en Darfur, el JEM, el cual le ha ayudado a repudiar el ataque rebelde en Djamena en 2008, sin una solución para la rebelión chadiana que aparentemente para ellos está respaldada por Sudán? Es probable que el Gobierno de Sudán reciba a los rebeldes chadianos porque, como se oponen al Gobierno chadiano, por lo tanto, deben oponerse a quienes lo apoyan.
Hay muchos niveles de construcción de la paz. El acercamiento occidental suele ser de arriba hacia abajo, negociando con los líderes de los mayores grupos enfrentados dentro de las fronteras de un país. Sin embargo, este proceso ignora una gran cantidad de grupos tanto dentro como fuera del país, tales como el Gobierno chadiano y los rebeldes que se oponen a él. Es poco probable que aquellos que no están representados apoyen un acuerdo que los excluye. El acercamiento occidental también ignora a los líderes pacíficos de la sociedad civil y las vías tradicionales de resolución de disputas que pueden ser profundamente influyentes con el apoyo adecuado; no están bien representadas en ninguno de los grupos sentados a la mesa hasta ahora. Si los negociadores esperan una solución sostenible para Darfur, entonces Chad necesitará estar comprometido sustancialmente en este proceso.
Quizás, la inclusión de Chad en el proceso de paz permitiría realmente una paz sostenible para Darfur. En mi juventud, he visto con mis propios ojos cómo el destino de Chad estaba intrincadamente ligado al nuestro propio, en Darfur.
(Traducción de Comité Vasco de ACNUR)