Dowden intenta corregir los estereotipos negativos sobre África en su nuevo libro, en el que aborda el tema de la cobertura mediática de los conflictos de este continente.

El columnista del periódico estadounidense The New York Times, Nicholas Kristof realizó el 1º de mayo un comentarios del libro de Richard Dowden “Africa: Altered States, Ordinary Miracles”, en el que observa la situación en Somalia, Sudán, Zimbabwe, Uganda, Burundi, Ruanda y Senegal.

Según Kristoff, Dowden intenta corregir los estereotipos negativos sobre África. Kristof presenta a Dowden, como un “veterano periodista británico que actualmente encabeza la Royal African Society, ha estado rebotando por el continente desde 1971 y cubre una gran cantidad de terreno”, quien “da lo mejor de sí observando los grandes temas – como el grado en el que África es más prometedor de lo que los periodistas y trabajadores humanitarios a menudo conocen”.

Kristof debate el rol de los medios en la situación de África y empieza por citar a Dowden cuando dice que “el problema de los medios es que, cubriendo sólo desastres y guerras, nos da sólo esa imagen del continente (…) Las imágenes persistentes de niños pasando hambre y hombres con armas se han acumulado en nuestra narrativa del continente”. También cita su opinión sobre la “industria humanitaria” con “un interés por mantener esa imagen de los africanos como desesperanzadas víctimas de guerras sin fin y persistentes hambrunas”.

Kristof, columnista habitual de guerras y desastres en Darfur, no se siente cómodo con el sentimiento de que exponer estas catástrofes ayuda a África, mientas que los “líderes africanos se quejan de que estos informes minan su acceso a las inversiones extranjeras y su habilidad para expandir sus economías y superar la pobreza”.

La postura de Kristof es que tanto en los medios como en el mundo de la ayuda humanitaria “se debería hacer un trabajo mucho mejor ofreciendo contextos y reconociendo los éxitos. Aunque el problema seguramente no es que los medios periodísticos hayan exagerado la cobertura de los desastres”.

Por otra parte, ambos autores coinciden en que las agencias humanitarias, las celebridades occidentales, las estrellas de rock y los políticos pueden colaborar si comprenden que “sólo las personas africanas pueden desarrollar África”.