El acuerdo de paz de Darfur no consiguió asentarse ya que fue firmado bajo presiones y en ausencia de actores importantes. Un grupo de mediadores se reunió en Zanzíbar para intentar establece las claves de una mediación efectiva en los conflictos africanos.

Las negociaciones que dieron origen al Acuerdo de Paz de Darfur (DPA) estuvieron caracterizadas, según las opiniones vertidas por especialistas en el conflicto y analistas de su historia, por la presión de los negociadores extranjeros y la falta de acuerdo entre los movimientos rebeldes.

En ese momento, el objetivo era evitar que un levantamiento en Darfur echara por tierra una paz frágil recientemente acordada entre Jartum y Sudán Sur. El resultado fue el que puede esperarse de cualquier situación forzada: en algún momento termina por desbordarse y recae en el conflicto.



Claves para la mediación en África



La semana pasada se realizó un encuentro en Zanzíbar, para discutir los desafíos a la hora de asegurar la paz en África, organizado por la Mwalimu Nyerere Foundation y el Centre for Humanitarian Dialogue, una organización para la resolución de conflictos con base en Ginebra.

El 2 de abril, IRIN News entrevistó a algunos de los ponentes y recogió sus consejos en este tema.

Uno de e ellos es el de Emmanuel Bombande, director ejecutivo de West Africa Network for Peacebuilding: “Nunca pienses que entras a la habitación con una solución; los negociadores tienen que sacar soluciones… Aún si tengo una idea que podría hacer avanzar el proceso, hago que la sugerencia venga a través de las partes”.

En otro artículo de Irin News se reflexiona sobre el momento más oportuno para negociar.

Buscar el momento oportuno parece ser una de las claves del éxito para que la negociación dé resultados a largo plazo.

“La cuestión es asegurar una paz genuina y sostenible, como la de Mozambique en 1992 -define Irin News-, a diferencia de una que apenas supera la rueda de prensa, como en varias sesiones abortadas de los diálogos de Somalia”.

Esto está en parte relacionado con el “momento de madurez” del conflicto, usualmente un punto muerto, dañino para ambas partes, en el cual los involucrados aceptan el diálogo como el único alivio lógico par a la situación.

Sin embargo, según Martin Griffiths, director del Centre for Humanitarian Dialogue, es responsabilidad del mediadiro “intentar y provocar” las condiciones adecuadas, más que esperar a que surja un momento propicio.